FELÍZ DÍA DE LA MEDICINA PERUANA

«Aún no he muerto… amigo mío; ahora les toca a ustedes terminar la obra comenzada, siguiendo el camino que les he trazado». (Daniel Alcides Carrión)
Estimados Médicos del Policlínico Emmanuel:
El 5 de Octubre se celebra el Día de la Medicina Peruana en homenaje a Daniel Alcides Carrión. Dedicado a vuestra digna profesión, les alcanzo un fragmento del artículo del Dr. Bernardo Millones referido a la vida y obra de este brillante médico peruano:
Daniel Alcides Carrión nació en Cerro de Pasco el 13 de Agosto de 1857 e hizo la educación primaria en Tarma y la secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Lima. En 1878 ingresó a la Facultad de Medicina de San Fernando. Participó como practicante de medicina en la Batalla de Miraflores durante la Guerra del Pacífico.
Continuando con sus estudios, el 27 de Agosto de 1885 diseña una investigación en el Hospital Dos de Mayo, destinada a ser su tesis de graduación. El objetivo era encontrar la relación existente entre la endemia de verruga peruana de la sierra central y la de Fiebre de la Oroya desatada en esa zona desde 1870 con motivo de la construcción del ferrocarril.
Recodemos que a fines del siglo XIX Louis Pasteur y Robert Koch encabezaron la  legión de investigadores que hoy conocemos como «los cazadores de microbios». Ellos emprendieron en Europa una cruzada para  descubrir el origen de las enfermedades infecciosas y encontrar las causas de las epidemias que asolan la humanidad desde siempre.
Los estudios para descubrir los microbios se  realizaban entonces con gran riesgo para la salud de los investigadores, quienes algunas veces tomaron actitudes que parecieran temerarias. Así ocurrió con Max Pettenkofer, quien bebió un tubo de ensayo conteniendo billones de vibriones coléricos, tratando de demostrar de esta forma  que ellos eran la causa del cólera morbo asiático. Por cierto, para bien del ilustre profesor de Munich y por causas quizás dependientes de sus buenas condiciones físicas, no fue afectado por la enfermedad.
Daniel Alcides Carrión había estudiado en el Hospital Dos de Mayo las características  clínicas de la verruga peruana y para completar su  investigación se  inoculó el 27 de Agosto de  1885, la sangre de paciente infectado. Desde ese momento describió, en la historia clínica, los síntomas que presentaba, bajo la observación de sus compañeros de estudio y  profesores.
Fue así que inició un cuadro febril acompañado de anemia, característico de la fiebre de la Oroya, demostrando de esta manera que  verruga y fiebre de la Oroya eran una sola enfermedad. Sin embargo, contra lo esperado, ya que ninguna de las enfermedades en estudio era de necesidad mortal, el cuadro se fue agravando y debilitando al investigador. Ante estas circunstancias inesperadas, fue  trasladado a la Clínica Maison de Santé. Los médicos discutieron la posibilidad de realizar una transfusión sanguínea, procedimiento que en esa entonces implicaba riesgos.
Lamentablemente, no hubo tiempo para su aplicación, pues el investigador falleció al día siguiente de su arribo. Era un 5 de Octubre y habían transcurrido 40 días desde su inoculación. Al demostrarse que la Verruga Peruana y Fiebre de la Oroya eran dos fases de una misma enfermedad, se permitió que años más tarde Alberto Barton descubriera el bacilo causante. De ese modo, se estableció la cadena epidemiológica que implica como vector a un mosquito.
Posteriormente, se implementó el tratamiento antibiótico, con lo cual esa enfermedad dejó de ser un azote para el país.
Con sincero aprecio,
Héctor Quezada Macchiavello
Gerente General
Policlínico Emmanuel
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